
A lomo de su moto y acompañado por un gallo, su mascota, el subcomandante Marcos recorre México voceando su mensaje anticapitalista al margen de los partidos tradicionales.
Joelle Stolz
Joelle Stolz
Doce años después de su levantamiento armado, los zapatistas de Chiapas lograron captar la atención internacional y despertar nuevamente el interés de la opinión pública mexicana. Su “otra campaña”, destinada a agrupar a una izquierda extraparlamentaria anticapitalista, pero dentro de la legalidad, pondrá pimienta en la campaña para la elección presidencial del 2 de julio. El año 2005 los zapatistas habían renunciado a la lucha armada. El líder del movimiento zapatista, el subcomandante Marcos, está nuevamente en la portada de los periódicos mexicanos, que comentaron su aparición sobre una moto negra bautizada 'Sombra-Luz', en compañía de su animal favorito, un gallo.
Ahora es “Delegado Cero”
El domingo 1º de enero, durante una gran reunión nocturna en San Cristóbal de las Casas, capital del sureño estado de Chiapas, ante miles de indígenas y de militantes antineoliberales venidos del extranjero, el dirigente zapatista dió la señal de partida a un periplo de seis meses que debe llevarlo a los 31 estados de México y a la capital federal. “A través de las ruinas de la guerra neoliberal”, y yendo al encuentro de “las fuerzas de izquierda”, Marcos, que ahora se hace llamar “delegado Cero”, ha conservado su tenida característica: chaqueta militar de color café, pasamontañas negro y pipa encendida. La “otra campaña” privilegiará el diálogo con todos los sectores de la sociedad. No se trata de crear una organización clásica, lo que según Marcos sería “la peor cosa del mundo” o tener representación en diputados o senadores, sino de suscitar un vasto frente contra el sistema político tradicional, que se estima tan ineficaz como corrupto, inspirándose en la victoria del dirigente indígena Evo Morales en la elección presidencial de Bolivia.
El domingo 1º de enero, durante una gran reunión nocturna en San Cristóbal de las Casas, capital del sureño estado de Chiapas, ante miles de indígenas y de militantes antineoliberales venidos del extranjero, el dirigente zapatista dió la señal de partida a un periplo de seis meses que debe llevarlo a los 31 estados de México y a la capital federal. “A través de las ruinas de la guerra neoliberal”, y yendo al encuentro de “las fuerzas de izquierda”, Marcos, que ahora se hace llamar “delegado Cero”, ha conservado su tenida característica: chaqueta militar de color café, pasamontañas negro y pipa encendida. La “otra campaña” privilegiará el diálogo con todos los sectores de la sociedad. No se trata de crear una organización clásica, lo que según Marcos sería “la peor cosa del mundo” o tener representación en diputados o senadores, sino de suscitar un vasto frente contra el sistema político tradicional, que se estima tan ineficaz como corrupto, inspirándose en la victoria del dirigente indígena Evo Morales en la elección presidencial de Bolivia.
Máximo eco mediático.
Marcos nunca olvida recordar la discriminación que sufren los pueblos indígenas, lo que estuvo en el origen del levantamiento zapatista, el 1º de febrero de 1994. El martes 3 sorprendió a los turistas al aparecer cerca de las ruinas mayas de Palenque: “Ellos (los turistas) vienen a ver las ruinas de una cultura que creían muerta, pero lo que encuentran es gente que está viva, que camina, que habla y, sobre todo, grita”, declaró. La caravana zapatista puede esperar un máximo de eco mediático antes que se inicie oficialmente la campaña presidencial, el 15 de enero. Y recibió no sólo el inesperado apoyo de la Iglesia Católica, que se felicitó por un regreso de los revolucionarios de Chiapas a la vía pacífica, sino también de la derecha. “Dentro del marco de la ley, todos los grupos pueden expresar sus ideas”, subrayó el vocero del presidente Vicente Fox. El candidato del derechista Partido de Acción Nacional (PAN, en el gobierno), Felipe Calderón, deseó “buena suerte” a Marcos, al igual que los diputados del Partido Revolucionario Institucional (PRI, de centro), decidido a recuperar la presidencia de la República, perdida el año 2000 tras 70 años en el poder. Los comentaristas se interrogan sobre las consecuencias que la iniciativa zapatista tendrá para el candidato del Partido Revolucionario Democrático (PRD, de izquierda), Andrés Manuel López Obrador, ex alcalde de ciudad de México, hasta ahora favorito en las encuestas. Aunque, a ojos de Marcos, encarna la “vieja política” y los compromisos con la economía neoliberal, la “otra campaña” podría a fin de cuentas beneficiarlo, al hacerlo aparecer como un moderador y al estimular la participación electoral de los más pobres.
Marcos nunca olvida recordar la discriminación que sufren los pueblos indígenas, lo que estuvo en el origen del levantamiento zapatista, el 1º de febrero de 1994. El martes 3 sorprendió a los turistas al aparecer cerca de las ruinas mayas de Palenque: “Ellos (los turistas) vienen a ver las ruinas de una cultura que creían muerta, pero lo que encuentran es gente que está viva, que camina, que habla y, sobre todo, grita”, declaró. La caravana zapatista puede esperar un máximo de eco mediático antes que se inicie oficialmente la campaña presidencial, el 15 de enero. Y recibió no sólo el inesperado apoyo de la Iglesia Católica, que se felicitó por un regreso de los revolucionarios de Chiapas a la vía pacífica, sino también de la derecha. “Dentro del marco de la ley, todos los grupos pueden expresar sus ideas”, subrayó el vocero del presidente Vicente Fox. El candidato del derechista Partido de Acción Nacional (PAN, en el gobierno), Felipe Calderón, deseó “buena suerte” a Marcos, al igual que los diputados del Partido Revolucionario Institucional (PRI, de centro), decidido a recuperar la presidencia de la República, perdida el año 2000 tras 70 años en el poder. Los comentaristas se interrogan sobre las consecuencias que la iniciativa zapatista tendrá para el candidato del Partido Revolucionario Democrático (PRD, de izquierda), Andrés Manuel López Obrador, ex alcalde de ciudad de México, hasta ahora favorito en las encuestas. Aunque, a ojos de Marcos, encarna la “vieja política” y los compromisos con la economía neoliberal, la “otra campaña” podría a fin de cuentas beneficiarlo, al hacerlo aparecer como un moderador y al estimular la participación electoral de los más pobres.
© Le Monde (The New York Times Syndicate)

Comentarios