Gustavo Espinoza M. Rebelión * Una vez más se ha agitado el caldero. Nuevamente, como en otras ocasiones, ha surgido un "conflicto fronterizo" entre Perú y Chile como una manera de alentar intereses turbios, encubrir descontentos reales, tender cortinas de humo para atontar a los pueblos y promover carreras armamentistas. A diferencia de otras épocas, esta vez el debate ha surgido en el plano marítimo a partir de la resolución adoptada por la Comisión de Constitución del Congreso Peruano sobre la línea de base para el dominio marítimo. En Santiago –según parece- la oligarquía chilena y los grupos chovinistas tradicionales, han puesto el grito en el cielo; y las autoridades oficiales han amenazado incluso con recurrir a los organismos internacionales, recordando tal vez que el Secretario General de la OEA es un ciudadano de esa nacionalidad. El tema en sí, no es excepcionalmente trascendente ni tiene aplicación inmediata. Responde a largas diferencias que deben ser analizadas
Hasta que brille la luz de un nuevo día