Ir al contenido principal

Reflexiones de la juventud chilena de mi generación

10-01-2006

Chile: entre la traición y la sumisión

Cristian Cepeda*
Rebelión

La verdad es que no ha sido fácil ser de izquierda estos últimos 20 años en Chile. Sobretodo si se tiene menos de 40. Los más viejos tienen sus banderas de históricos procesos, sus victorias y sus derrotas. Tienen su música para recordar. Tienen sus fotos en blanco y negro, con marchas el puño en alto en la Alameda y las innumerables películas de Allende en la Moneda, para refrescar aquellos años en que eran inocentemente felices. Nosotros, no. Nuestra historia no cuenta con ningún proceso histórico. Incluso la batalla de los 80’, símbolo de toda una generación ha sido oficialmente olvidada, siendo solo es rescatada, cada cierto tiempo, por algún candidato que se acuerda de cuando lanzaba discursos encendidos llamando a la federación de estudiantes a pelear contra el tirano. Pero en líneas generales, todos tratan de olvidar los dramáticos ochenta. Y para que hablar de los 90’, marcados por el derrumbe de los muros, los sueños y el aterrizaje forzoso en un Chile desquiciado por el consumo. No es que uno quiera ser de izquierda y pasarlo bien. No.
La historia nos enseña que es más bien al revés. Si el cristianismo y la izquierda se cruzan en algún lado, debe ser en eso. Ser de izquierda siempre ha sido asumir un Via Cruxis. Pero ya parece demasiado. Para sacar al dictador se nos dijo que había que votar por el mal menor. La Concertación no negoció nada y nos obligó a dejar las calles, y a acudir ordenados a las urnas. Había que terminar con la derecha. Todo coherente y muy justificado. Lo de Aylwin, fue un trámite. Si habías votado por el “No” en el plebiscito, tenías que seguir la línea. Había que parar a la derecha. Todo coherente.
Frei, un caso a parte. Desafio al que sea a encontrar a alguien de Izquierda que admita haber votado por Frei. Pero de seguro muchos lo hicieron. Había que demostrale a la derecha, y al dictador que aún estaba vivo y girando cheques, que el pueblo era quien decidía. Nuevamente la derecha. Todo coherente.
Y vino Lagos. Con su perfume de cambio y su estilo de “papá enojado”. Golpeó la mesa hasta cansarse. Pero no bastó. La derecha, con el simpaticón Lavin, por un pelo amenazaba con volver al poder. Decididamente había que parar a la derecha. Otra vez coherentísimo. Si sacó cuentas llevo casi 20 años parando con mi voto a la derecha. Y, la verdad, no sé si sirvió para algo. De hecho cada nueva elección me siento peor. “No da lo mismo votar por Piñera o Bachelet dicen desde los distintos altares nuestros líderes de la izquierda. Eso ya lo sabemos. Llevamos 20 años aprendiendo la lección. Peor ahora que miró hacia afuera y veo que, cruzando las patéticas fronteras, otros pueblos avanzan. Mientras, yo sigo aquí pensando si con mi voto, o mi no voto, estaré traicionando a mi pueblo, entregándole a un payaso siniestro el gobierno de mi país. Los discursos dan piruetas en el aire para explicar que Bachelet y Piñera tienen el mismo programa económico, pero que sus voluntades son distintas.
Pareciera que todo dependiera de eso, la personalidad. A veces me digo que por lo menos mi voto sirva para que tengamos un gobierno que apoye el proceso Venezolano, que vote contra el bloqueo en Cuba y que asuma al pueblo boliviano y peruano como hermanos que son, y no como potenciales enemigos. Tal vez es verdad que Bachelet no sea igual a Lagos. No puedo olvidar que Lagos votó varias veces a favor del bloqueo contra Cuba, fue el primer presidente a estar dispuesto en avalar el golpe de estado en Venezuela, y que su política con nuestros vecinos ha sido tan nacionalista y patriotera como el peor de los conservadores. Quien puede asegurar que Bachelet va a ser capaz de imponerse a los intereses que sustentan su candidatura, y cuyas alianzas internacionales están cada día más claras. Pero dentro de toda esta confusión, entre la traición y la sumisión sometimiento lo único que me queda claro es que una vez más los poderosos me llevan a donde quieren. Son ellos los que me ponen en la disyuntiva. Son ellos los que tienen la iniciativa. Y haga lo que haga, voto o no vote el 15 de enero en la noche igual voy a sentir el peso de otra derrota. No tendré nada que festejar.
No puedo dejar de pensar en algo que me quedó muy grabado cuando leí una biografía de Alejandro Magno. El conquistador para ganarse el apoyo de su pueblo tuvo que enfrentarse al enigma del Nudo Gordiano. Se trataba de un nudo que era tan complicado que nadie podía desatarlo. Se decía que quien fuera capaz de desatar el difícil nudo se convertiría en el gobernador de Asia, el mismo Alejandro fue incapaz de desatar el nudo gordiano. Así que sacó su espada y lo cortó de un tajo; después de esto, continuó avanzando y cumpliendo la profecía. Haciendo un ejercicio libre de imaginación me parece que esta elección, y las anteriores, nos ponen un poco en ese aprieto ¿como desatar un nudo que no tiene otra solución que no sea la de cortarlo? Las elecciones presidenciales, si bien son importantes, no son el centro de nuestro problema como Izquierda. Nuestro problema es seguir siendo marginales. Nuestro problema es la incapacidad de tener líderes con capacidad y voluntad de encabezar nuevas peleas. Nuestro problema es ni siquiera haber iniciado ese camino.
* Cristian Cepeda es miembro de Corporación Chile Ahora (chileahora@gmail.com)

Comentarios

Entradas más populares de este blog

A UN AÑO DE LA MISTERIOSA DESAPARICIÓN DE FRANCISCO CATALÁN

Lunes 28 de noviembre de 2005 ¿Dónde estás, Francisco? Las hermanas Catalán Avello no bajan los brazos. A un año de la desaparición de su hermano menor, luego de involucrarse con una prostituta, aseguran que van a seguir buscando, golpeando puertas y protestando como lo han hecho frente a Investigaciones. Ahora quieren cita con Clara Szczaranski. José Miguel Jaque La Nación Margarita , Angélica y Fabiola dicen que en la velatón del sábado en la noche, una especie de alivio les recorrió el cuerpo. Por primera vez desde que iniciaron la incesante búsqueda de su hermano Francisco Catalán Avello , desaparecido hace un año, una pequeña multitud se hizo parte de su dolor y angustia. Las tres hermanas se sintieron acompañadas. Sólo bastó un abrazo silencioso y una vela encendida. “Se cumplió un año, pero para mí fue un día como cualquier otro, con la misma pena. Y sigo esperando que aparezca Francisco... como todos los días” , cuenta Fabiola la mañana del domingo, luego de una jornada que ...

La red de protección del tío Paul

Domingo 22 de enero de 2006 LOS REVELADORES CAPÍTULOS DEL LIBRO “LOS AMIGOS DEL ‘DR.’ SCHÄFER". Políticos, ministros, abogados, empresarios, doctores y hasta el cura Hasbún pasaron alguna vez por Villa Baviera, compartieron un banquete en Bulnes o escucharon embelesados el coro de niños. Una investigación, recién publicada por Editorial Debate, de los periodistas Claudio Salinas y Hans Stange revisa los profundos nexos entre civiles y miembros del Estado con Villa Baviera. “Todos tienen su precio”, solía decir el jerarca. Por Claudio Salinas y Hans Stange La ex ministra de Justicia Mónica Madariaga (en la foto de la izquierda, quien también es prima del dictador Pinochet ) fue una de las más fervientes admiradoras de Paul Schäfer y su 'obra' . Sus palabras son elocuentes: “Sin ser alto, era imponente, de muy buen físico. Pese a su defecto visual, era extremadamente buenmozo. Muy bien vestido, con una presencia cuyo halo invade. No pasa inadvertido. Él llena espacios” . La ...

HISTORIAS DE CHILENOS PERDIDOS EN EL ANONIMATO

Domingo 27 de noviembre de 2005 Desaparecer sin apellido Durante diez días, la búsqueda de Chago Errázuriz sacudió a la opinión pública. Sandra Tolosa hizo lo propio arrodillándose ante el general Cienfuegos para que hallara a su hijo José Miguel Carrasco. Pero hay cientos de chilenos que se pierden en silencio y engordan las cifras de la Policía de Investigaciones. Dolor, angustia y desolación es la realidad que puede caer sobre sus hombros un día cualquiera. Carla Alonso La Nación “La Pascua no es igual sin él. Cenamos y las lágrimas caen encima de los platos. En Año Nuevo, la gente sale a la calle, se saluda y nosotros nos quedamos encerrados. ¿Para qué vamos a fingir que tenemos felicidad si por dentro estamos destruidos?” , relata Luisa Ruiz (en la foto) con un dejo de amargura. Ella perdió a su hijo Jordan Fernández hace casi ocho años. El joven tenía 15 cuando desapareció en un liceo de La Unión, donde estaba interno. Su padre, Ruperto Fernández (en la foto, a la izquierda),...