
¡Basta de golpes!
En muchos lugares del mundo hoy se realizan manifestaciones para alejar el maltrato de las mujeres. No nos quedamos atrás. Marchas, reuniones y un acto liderado por el Sernam cierran el ciclo. Para que el 50% de maltratadas en nuestro país baje a cero. Para que las 37 muertas en un año sean un recordatorio marcado a fuego. Otra vez para que nunca más en Chile.
En muchos lugares del mundo hoy se realizan manifestaciones para alejar el maltrato de las mujeres. No nos quedamos atrás. Marchas, reuniones y un acto liderado por el Sernam cierran el ciclo. Para que el 50% de maltratadas en nuestro país baje a cero. Para que las 37 muertas en un año sean un recordatorio marcado a fuego. Otra vez para que nunca más en Chile.
Cecilia Yáñez
La Nación
La Nación
Hoy viernes 25 se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres, un buen momento para evaluar la situación chilena, reconocer los avances y fijar nuevas metas para los años que siguen.
Cuando en Chile, el 50% de las mujeres reconoce haber sido golpeada por sus parejas, y se registran 37 femicidios en un año, es hora de tomar cartas en el asunto. De ahí que desde el Estado se trabaje en una política nacional pública para enfrentar esta situación.
En los 90 se comenzó a dibujar una realidad masiva, pero que permanecía oculta e invisible. Se iniciaron las campañas de sensibilización en contra de la violencia de la mujer, invitaciones a la denuncia, pero faltaba una red que diera respuesta a estas mujeres.
Comenzaron entonces las acciones bilaterales. El Servicio Nacional de la Mujer junto a los ministerios de Educación y Salud crearon cierta oferta de servicios como centros de acogida y atención social y sicológica. A poco andar, se notó que faltaba sensibilizar a quienes recibían las denuncias. Fue el turno de los cursos de capacitación para carabineros, detectives y funcionarios judiciales.
“Hoy hemos llegando a un momento en que la acción del Estado ha caminado, hay una relación, un aprendizaje, pero se requiere una acción más integral, articulada, mejor coordinada y adecuada al circuito de la violencia”, reconoce la ministra del Sernam, Cecilia Pérez.
El 22 de septiembre de este año se promulgó la Ley de Violencia Intrafamiliar. Esto significa que no sólo las mujeres estarán más protegidas, también niños, ancianos y hombres que se sientan abusados y maltratados.
Nueva política pública nacional
El nuevo ordenamiento que coordinará acciones y recursos de todos los entes que tengan relación con la prevención, atención, acogida y provisión de servicio para las mujeres que son víctimas de violencia intrafamiliar, será el principal anuncio de la jornada de hoy.
Según explicó Pérez, cuando una mujer sufre la violencia requiere primero protección, y eso ya está resuelto con una ley, tribunales, policías y medidas de protección. Luego necesita certeza de que será protegida, pero al mismo tiempo, precisa de contención sicológica, ayuda social, asistencia legal y autonomía económica. “Como Estado, responsable y moderno se deben resolver acciones y condiciones para que ella tome su propia decisión. Debe darle protección a esa víctima, con asistencia, social, sicológica, legal como primera acogida y luego abrirle opciones de generación de ingresos y autonomía económica, pero bajo ningún punto de vista subsidiarla”, dijo la máxima autoridad del Sernam.
La política pública permite articular recursos del Estado y permitir que lleguen a donde de verdad se necesita. De esta forma, los recursos provenientes del ámbito de la salud, educación y trabajo, se pueden hacer rendir en conjunto. Pero no sólo reunirlos para una mejor coordinación. Para el próximo año, los recursos que se destinan actualmente sólo al ítem de violencia intrafamiliar serán duplicados. Con ellos se realizará un nuevo estudio de prevalencia nacional y se crearán seis nuevos centros de atención en Iquique, Puente Alto, Peñalolén, Los Angeles, Temuco y Castro. Además, se ampliará los cursos de capacitación para las personas que administran la justicia.
En los 90 se comenzó a dibujar una realidad masiva, pero que permanecía oculta e invisible. Se iniciaron las campañas de sensibilización en contra de la violencia de la mujer, invitaciones a la denuncia, pero faltaba una red que diera respuesta a estas mujeres.
Comenzaron entonces las acciones bilaterales. El Servicio Nacional de la Mujer junto a los ministerios de Educación y Salud crearon cierta oferta de servicios como centros de acogida y atención social y sicológica. A poco andar, se notó que faltaba sensibilizar a quienes recibían las denuncias. Fue el turno de los cursos de capacitación para carabineros, detectives y funcionarios judiciales.
“Hoy hemos llegando a un momento en que la acción del Estado ha caminado, hay una relación, un aprendizaje, pero se requiere una acción más integral, articulada, mejor coordinada y adecuada al circuito de la violencia”, reconoce la ministra del Sernam, Cecilia Pérez.
El 22 de septiembre de este año se promulgó la Ley de Violencia Intrafamiliar. Esto significa que no sólo las mujeres estarán más protegidas, también niños, ancianos y hombres que se sientan abusados y maltratados.
Nueva política pública nacional
El nuevo ordenamiento que coordinará acciones y recursos de todos los entes que tengan relación con la prevención, atención, acogida y provisión de servicio para las mujeres que son víctimas de violencia intrafamiliar, será el principal anuncio de la jornada de hoy.
Según explicó Pérez, cuando una mujer sufre la violencia requiere primero protección, y eso ya está resuelto con una ley, tribunales, policías y medidas de protección. Luego necesita certeza de que será protegida, pero al mismo tiempo, precisa de contención sicológica, ayuda social, asistencia legal y autonomía económica. “Como Estado, responsable y moderno se deben resolver acciones y condiciones para que ella tome su propia decisión. Debe darle protección a esa víctima, con asistencia, social, sicológica, legal como primera acogida y luego abrirle opciones de generación de ingresos y autonomía económica, pero bajo ningún punto de vista subsidiarla”, dijo la máxima autoridad del Sernam.
La política pública permite articular recursos del Estado y permitir que lleguen a donde de verdad se necesita. De esta forma, los recursos provenientes del ámbito de la salud, educación y trabajo, se pueden hacer rendir en conjunto. Pero no sólo reunirlos para una mejor coordinación. Para el próximo año, los recursos que se destinan actualmente sólo al ítem de violencia intrafamiliar serán duplicados. Con ellos se realizará un nuevo estudio de prevalencia nacional y se crearán seis nuevos centros de atención en Iquique, Puente Alto, Peñalolén, Los Angeles, Temuco y Castro. Además, se ampliará los cursos de capacitación para las personas que administran la justicia.
Más prevención: niños y jóvenes
Con la existencia de una ley de Violencia Intrafamiliar, aprobada por unanimidad en el Congreso y los tribunales de Familia funcionando, se podría pensar que la evaluación que hace la autoridad de la actual situación nacional sería complaciente. Pero lejos de ser así, la ministra del Servicio Nacional de la Mujer, Cecilia Pérez, propone mirar al origen de la violencia de género: la desigualdad. La intención es generar desde ahí el cambio cultural que se necesita.
“El mito del agresor habla de personas enceguecidas por los celos con problemas conductuales, de alcohol y drogas, pero en realidad son personas comunes y corrientes, que pueden ser referentes sociales, pero en la vida privada tienen la convicción de que sus mujeres y sus hijos son seres inferiores, esa es la base de la violencia de género”, dice la ministra.
Toda la experiencia acumulada, señala que existe una correlación entre el maltrato recibido de niños y la violencia ejercida de adultos.
Según Pérez, los jóvenes y adolescentes de hoy se mueven en espacios de mayor igualdad entre hombres y mujeres, pero todavía no tienen resuelto el tema del conflicto.
De este modo, ante un problema de violencia en la pareja, terminan la relación o la enfrentan con más violencia, “no procesan adecuadamente el conflicto y eso es complejo a los 15 años”, reflexiona la ministra. Además, se tensionan en un mundo que se mueve en una lógica de igualdad, de cerrar brechas de género, en donde la mujer tiene el derecho y la capacidad de ser lo que ella quisiera ser. “En el fondo, ellos quieren proteger a esa mujer, pero ante esta realidad se presionan y no saben actuar”.
El problema -según la secretaria de Estado- es que como sociedad adulta no estamos leyendo bien ese proceso. “Debemos empezar desde niños a trabajar con ellos en la incorporación del respeto, la resolución no violenta de conflicto y con los jóvenes y adolescentes de hoy. Hay que ayudarles en sus relaciones de pareja para que resuelvan mejor la tensión que provoca vivir en una cultura de igualdad viniendo de una absolutamente machista y patriarcal”, señaló.
Con la existencia de una ley de Violencia Intrafamiliar, aprobada por unanimidad en el Congreso y los tribunales de Familia funcionando, se podría pensar que la evaluación que hace la autoridad de la actual situación nacional sería complaciente. Pero lejos de ser así, la ministra del Servicio Nacional de la Mujer, Cecilia Pérez, propone mirar al origen de la violencia de género: la desigualdad. La intención es generar desde ahí el cambio cultural que se necesita.
“El mito del agresor habla de personas enceguecidas por los celos con problemas conductuales, de alcohol y drogas, pero en realidad son personas comunes y corrientes, que pueden ser referentes sociales, pero en la vida privada tienen la convicción de que sus mujeres y sus hijos son seres inferiores, esa es la base de la violencia de género”, dice la ministra.
Toda la experiencia acumulada, señala que existe una correlación entre el maltrato recibido de niños y la violencia ejercida de adultos.
Según Pérez, los jóvenes y adolescentes de hoy se mueven en espacios de mayor igualdad entre hombres y mujeres, pero todavía no tienen resuelto el tema del conflicto.
De este modo, ante un problema de violencia en la pareja, terminan la relación o la enfrentan con más violencia, “no procesan adecuadamente el conflicto y eso es complejo a los 15 años”, reflexiona la ministra. Además, se tensionan en un mundo que se mueve en una lógica de igualdad, de cerrar brechas de género, en donde la mujer tiene el derecho y la capacidad de ser lo que ella quisiera ser. “En el fondo, ellos quieren proteger a esa mujer, pero ante esta realidad se presionan y no saben actuar”.
El problema -según la secretaria de Estado- es que como sociedad adulta no estamos leyendo bien ese proceso. “Debemos empezar desde niños a trabajar con ellos en la incorporación del respeto, la resolución no violenta de conflicto y con los jóvenes y adolescentes de hoy. Hay que ayudarles en sus relaciones de pareja para que resuelvan mejor la tensión que provoca vivir en una cultura de igualdad viniendo de una absolutamente machista y patriarcal”, señaló.
¿POR QUÉ EL 25 DE NOVIEMBRE?
La campaña se realiza en el contexto del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia hacia la Mujer, en el que mundialmente se recuerda el asesinato de las tres hermanas Mirabal en manos de la policía secreta del dictador dominicano Rafael Trujillo.
La campaña se realiza en el contexto del 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia hacia la Mujer, en el que mundialmente se recuerda el asesinato de las tres hermanas Mirabal en manos de la policía secreta del dictador dominicano Rafael Trujillo.
CIFRAS EN EL MUNDO
La Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó un estudio sobre la violencia de género, el primero que analiza globalmente la violencia doméstica.
Participaron 24 mil mujeres en edad reproductiva en 10 países del mundo para obtener una muestra diversa en cuanto a cultura y geografía. Se seleccionaron Perú, Brasil, Namibia, Tanzania, Bangladesh, Japón, Tailandia, Samoa, Serbia y Montenegro y Etiopía.
Los índices de violencia física o sexual van desde 15% de las entrevistadas en Japón, hasta 71% en Etiopía. En un quinto de los casos en Etiopía y en más de la mitad en Perú, la violencia resultó en lesiones físicas considerables.
Hasta un 28% de las mujeres que habían estado alguna vez embarazadas dijeron haber sido golpeadas durante el embarazo, más del 90% de las veces a manos del padre de su hijo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó un estudio sobre la violencia de género, el primero que analiza globalmente la violencia doméstica.
Participaron 24 mil mujeres en edad reproductiva en 10 países del mundo para obtener una muestra diversa en cuanto a cultura y geografía. Se seleccionaron Perú, Brasil, Namibia, Tanzania, Bangladesh, Japón, Tailandia, Samoa, Serbia y Montenegro y Etiopía.
Los índices de violencia física o sexual van desde 15% de las entrevistadas en Japón, hasta 71% en Etiopía. En un quinto de los casos en Etiopía y en más de la mitad en Perú, la violencia resultó en lesiones físicas considerables.
Hasta un 28% de las mujeres que habían estado alguna vez embarazadas dijeron haber sido golpeadas durante el embarazo, más del 90% de las veces a manos del padre de su hijo.
NO AL SUBSIDIO POR GOLPE
En las últimas semanas, un tema que se ha escuchado fuerte en la campaña presidencial es la propuesta de la derecha de subsidiar a las mujeres que son víctimas de agresión por parte de sus parejas.
Para la ministra del Sernam, esta idea es propia de un Estado paternalista que entiende su rol subsidiario y asistencial y que ve a esa mujer como una persona débil, incapaz de salir adelante por sus propios medios.
“Cuando la derecha dice: el Estado debe subsidiar a la mujer golpeada, nosotros decimos absolutamente que no. El Estado debe proveer las herramientas, capacitación y oportunidades para que esa mujer logre generar sus propios recursos, de manera autónoma”.
En las últimas semanas, un tema que se ha escuchado fuerte en la campaña presidencial es la propuesta de la derecha de subsidiar a las mujeres que son víctimas de agresión por parte de sus parejas.
Para la ministra del Sernam, esta idea es propia de un Estado paternalista que entiende su rol subsidiario y asistencial y que ve a esa mujer como una persona débil, incapaz de salir adelante por sus propios medios.
“Cuando la derecha dice: el Estado debe subsidiar a la mujer golpeada, nosotros decimos absolutamente que no. El Estado debe proveer las herramientas, capacitación y oportunidades para que esa mujer logre generar sus propios recursos, de manera autónoma”.

El camino del Reino Unido
Caroline Rowsell es británica, experta en el tema de la violencia doméstica. Por años ha trabajado como asesora para el Reino Unido y conoce de cerca la realidad chilena. En su cuarta visita a nuestro país, dijo a La Nación que es positivo que a nivel nacional se le dé importancia a combatir la violencia intrafamiliar con leyes y otras iniciativas, pero “en este tipo de cambios, la gente necesita tiempo para hacer esa transición”.
En los países donde ha desarrollado su trabajo ha reconocido que la gente quiere este cambio, pero que necesita apoyo para hacerlo y llevarlos a cabo. “A nivel global sabemos que los mejores resultados para las mujeres y sus hijos se obtiene cuando el gobierno puede trabajar con las autoridades locales en una forma coordinada”, dijo Rowsell.
En Chile, al igual que en el Reino Unido se ha trabajado de manera fragmentada. Falta coordinación y eso es normal, según ella en todos los países. Por lo mismo se requiere contar con información de todas las partes para generar alianzas y trabajar en una misma dirección.
Cuatro décadas tardó el cambio social en el Reino Unido. Impulsado por activistas y organizaciones de derechos humanos, la transformación se aceleró los últimos años gracias a la presencia de muchas mujeres en el parlamento y como ministras de gobierno.
Hoy cuentan con una política publica nacional, pero además con metas establecidas para cada organismo que trabaja directamente con las mujeres que son víctimas de violencia. Así, si la policía o un centro de acogida no cumple con los planes que ellos mismos propusieron u obtienen una baja evaluación, pueden ver peligrar sus recursos o financiamiento para el año siguiente.
Caroline Rowsell es británica, experta en el tema de la violencia doméstica. Por años ha trabajado como asesora para el Reino Unido y conoce de cerca la realidad chilena. En su cuarta visita a nuestro país, dijo a La Nación que es positivo que a nivel nacional se le dé importancia a combatir la violencia intrafamiliar con leyes y otras iniciativas, pero “en este tipo de cambios, la gente necesita tiempo para hacer esa transición”.
En los países donde ha desarrollado su trabajo ha reconocido que la gente quiere este cambio, pero que necesita apoyo para hacerlo y llevarlos a cabo. “A nivel global sabemos que los mejores resultados para las mujeres y sus hijos se obtiene cuando el gobierno puede trabajar con las autoridades locales en una forma coordinada”, dijo Rowsell.
En Chile, al igual que en el Reino Unido se ha trabajado de manera fragmentada. Falta coordinación y eso es normal, según ella en todos los países. Por lo mismo se requiere contar con información de todas las partes para generar alianzas y trabajar en una misma dirección.
Cuatro décadas tardó el cambio social en el Reino Unido. Impulsado por activistas y organizaciones de derechos humanos, la transformación se aceleró los últimos años gracias a la presencia de muchas mujeres en el parlamento y como ministras de gobierno.
Hoy cuentan con una política publica nacional, pero además con metas establecidas para cada organismo que trabaja directamente con las mujeres que son víctimas de violencia. Así, si la policía o un centro de acogida no cumple con los planes que ellos mismos propusieron u obtienen una baja evaluación, pueden ver peligrar sus recursos o financiamiento para el año siguiente.
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