
Sábado 26 de noviembre de 2005
"Asesino" y "ladron" son las palabras que más repiten personajes como Andrés Wood y Pía Barros al evaluar cómo pasará a la historia el ex dictador de 90 años. El sociólogo Manuel Antonio Garretón lo compara con Hitler, mientras que el historiador Alfredo Jocelyn Holt asegura que "hay Pinochet para rato".
Angélica Meneses
lanacion.cl
Angélica Meneses
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Cuando el 19 de agosto de 1998 Augusto José Ramón Pinochet Ugarte, a la sazón senador autodesignado, selló con el entonces Presidente de la Cámara Alta Andrés Zaldívar el pacto que derogó el feriado del 11 de septiembre y dio vida al breve festivo del “Día de la Unidad Nacional”, estaba convencido que daba un nuevo y generoso paso para inscribirse a la historia como el O’Higgins del nuevo siglo.
Se sentía un salvador de la patria, listo para ser recompensado con un retiro honroso, luego de haber sido el gestor de un régimen fundacional. Pero el año terminó con él detenido en Londres por violaciones a los derechos humanos, y ese fue el inicio de un largo proceso de deterioro de su figura y su obra, salpicada a la sazón por sus procesamientos por delitos tributarios, falsificación de pasaportes en el caso Riggs, y por la desaparición de seis de las 119 víctimas de la Operación Colombo.
Intelectuales y artistas miran con interés este proceso y se preguntan cómo pasará a la historia Pinochet. “Ladrón” y “asesino”, son las dos palabras que más se repiten en su cumpleaños número 90, pero otros apuestan a que aún no es tiempo de ponerle la lapida.
Se sentía un salvador de la patria, listo para ser recompensado con un retiro honroso, luego de haber sido el gestor de un régimen fundacional. Pero el año terminó con él detenido en Londres por violaciones a los derechos humanos, y ese fue el inicio de un largo proceso de deterioro de su figura y su obra, salpicada a la sazón por sus procesamientos por delitos tributarios, falsificación de pasaportes en el caso Riggs, y por la desaparición de seis de las 119 víctimas de la Operación Colombo.
Intelectuales y artistas miran con interés este proceso y se preguntan cómo pasará a la historia Pinochet. “Ladrón” y “asesino”, son las dos palabras que más se repiten en su cumpleaños número 90, pero otros apuestan a que aún no es tiempo de ponerle la lapida.





Garretón: “El más sanguinario y corrupto de América Latina”
El sociólogo Manuel Antonio Garretón es tajante en su juicio y señala que Pinochet pasará a la historia “como el gobernante más sanguinario y corrupto que haya conocido América Latina”.
Sostiene que el ex dictador “ya había pasado a la historia como la persona que encabezó el momento más negro de la historia de Chile y como el jefe de la masacre, el genocidio y la destrucción de un país, ubicándose al nivel de Hitler, Mussolini y otros”.
Por eso subraya la relevancia de que “justo en este momento hayan coincidido dos procesos, uno que muestra que era un ladrón mentiroso -los pasaportes falsificados prueban eso- y otro que da cuenta que es un asesino coautor no de un asesinato o secuestro, sino de una operación, porque los seis casos forman parte de una masacre de 119 personas”.
Los procesamientos por Riggs y Operación Colombo son para el analista “un componente esencial” para cerrar lo que denomina la “era post Pinochet”, al igual que todos los demás juicios por violaciones a los derechos humanos.
Pero menciona además la necesidad de una segunda cuestión fundamental: “que todos aquellos que estuvieron involucrados en crímenes, en violaciones de derechos humanos, en el gobierno de Pinochet no puedan ocupar cargos públicos a menos que lo reconozcan y pidan permiso, o sea que es repugnante que personas como Sergio Fernández y otros ocupen cargos públicos o postulen a cargos públicos”.
Un tercer componente de la receta de Garretón es “una nueva Constitución que elimine todos los enclaves autoritarios, incluido el sistema electoral binominal”.

Sostiene que el ex dictador “ya había pasado a la historia como la persona que encabezó el momento más negro de la historia de Chile y como el jefe de la masacre, el genocidio y la destrucción de un país, ubicándose al nivel de Hitler, Mussolini y otros”.
Por eso subraya la relevancia de que “justo en este momento hayan coincidido dos procesos, uno que muestra que era un ladrón mentiroso -los pasaportes falsificados prueban eso- y otro que da cuenta que es un asesino coautor no de un asesinato o secuestro, sino de una operación, porque los seis casos forman parte de una masacre de 119 personas”.
Los procesamientos por Riggs y Operación Colombo son para el analista “un componente esencial” para cerrar lo que denomina la “era post Pinochet”, al igual que todos los demás juicios por violaciones a los derechos humanos.
Pero menciona además la necesidad de una segunda cuestión fundamental: “que todos aquellos que estuvieron involucrados en crímenes, en violaciones de derechos humanos, en el gobierno de Pinochet no puedan ocupar cargos públicos a menos que lo reconozcan y pidan permiso, o sea que es repugnante que personas como Sergio Fernández y otros ocupen cargos públicos o postulen a cargos públicos”.
Un tercer componente de la receta de Garretón es “una nueva Constitución que elimine todos los enclaves autoritarios, incluido el sistema electoral binominal”.
Jocelyn Holt: “Hay Pinochet para rato”
En cambio, para Alfredo Jocelyn Holt, falta mucha tinta para escribir la historia del ex dictador. Sentencia que aún no es hora de poner “una lápida” sobre Pinochet, y plantea que “la coincidencia del cumpleaños y los dos procesamientos resulta patética, pero no sustancial”.
El historiador dice que “no hay que confundirse con la situación particular en que él lo está pasando muy mal ahora, pues no hay un consenso sobre Pinochet, aún cuando esté en una situación complicada judicialmente y su edad haga todo esto un tanto más patético”.
Jocelyn Holt llama a “no cantar victoria”, apostando a que “los juicios se van a eternizar, Pinochet va a morir pero no va a ser nunca condenado”. Y es justamente ahí donde el historiador se las juega a que emerja la mayor cantidad de antecedentes para la historia. “Nos falta mucha información negativa sobre Pinochet, información incriminatoria, y eso seguramente va a salir cuando se muera. A Pinochet lo tenemos para rato, estamos recién empezando. Lo más probable es que salga mucha más información cuando muera, porque todavía infunde terror”.
Augura que “el debate sobre Pinochet todavía ni comienza, es un tema muy complejo que tiene que ver con la dictadura militar, pero también con la proyección de la dictadura militar bajo la transición, por lo tanto es imposible ponerle una lápida a Pinochet, que es un personaje muy duro de matar y de moldear en un esquema”.

El historiador dice que “no hay que confundirse con la situación particular en que él lo está pasando muy mal ahora, pues no hay un consenso sobre Pinochet, aún cuando esté en una situación complicada judicialmente y su edad haga todo esto un tanto más patético”.
Jocelyn Holt llama a “no cantar victoria”, apostando a que “los juicios se van a eternizar, Pinochet va a morir pero no va a ser nunca condenado”. Y es justamente ahí donde el historiador se las juega a que emerja la mayor cantidad de antecedentes para la historia. “Nos falta mucha información negativa sobre Pinochet, información incriminatoria, y eso seguramente va a salir cuando se muera. A Pinochet lo tenemos para rato, estamos recién empezando. Lo más probable es que salga mucha más información cuando muera, porque todavía infunde terror”.
Augura que “el debate sobre Pinochet todavía ni comienza, es un tema muy complejo que tiene que ver con la dictadura militar, pero también con la proyección de la dictadura militar bajo la transición, por lo tanto es imposible ponerle una lápida a Pinochet, que es un personaje muy duro de matar y de moldear en un esquema”.
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