Lunes 23 de enero de 2006
La asunción del líder cocalero Evo Morales a la Presidencia de la República en Bolivia marcó un hito en la historia de ese país, ya que no sólo se convirtió en el primer indígena que llega a la Presidencia en los 180 años de historia de Bolivia, sino que además su investidura pone fin a cinco años de inestabilidad política y de violentas revueltas populares.
Agencias
DISCURSO DEL NUEVO PRESIDENTE ESTUVO CARACTERIZADO POR DEFENSA DE PUEBLOS ORIGINARIOS

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La Paz.- Con el puño izquierdo en alto y su mano derecha en el corazón, el líder indígena, Juan Evo Morales Aima, dijo “sí juro” ante su vicepresidente, Álvaro García Linera, convirtiéndose así en el 65º Presidente de Bolivia, el primero indígena, en un acto celebrado en el Congreso Nacional de La Paz. El líder cocalero llega al Palacio Quemado, sede del Gobierno, con un 74% de popularidad y con un aplastante 54% de las preferencias en las elecciones del 18 de diciembre para reemplazar al interino Eduardo Rodríguez por un período de cinco años.
Luciendo ya la medalla y la banda presidencial, Morales se dirigió con firmeza al Congreso boliviano para pedir un minuto de silencio en recuerdo de distintos líderes caídos en su historia, entre los que mencionó a Manco Inca, Tupak Katari, Ernesto ‘Che’ Guevara, Luis Espinal y “otros muchos”. Visiblemente emocionado, también incluyó en este homenaje a “los miles de cocaleros muertos de la región central del Chapare, por los ciudadanos de la ciudad de El Alto, por los mineros y los millones de seres humanos caídos en toda América”.
El flamante Mandatario boliviano aprovechó la oportunidad para recordar que 62% del pueblo boliviano son indios y, sin embargo, históricamente “han sido marginados, humillados, despreciados, condenados a la exclusión”. Morales hizo luego un llamado a vivir con igualdad, comprometiéndose a poner fin a políticas discriminatorias, “no con venganzas, porque el movimiento indígena originario no es excluyente, es incluyente”. “Tampoco estamos para seguir llorando por los 500 años, porque estamos en época de triunfo, de alegría, de fiesta”, agregó Morales en alusión a la colonización española.
Ovacionado con aplausos y con “pututus” (trompetas andinas), el Primer Mandatario sostuvo que ha llegado el momento de restaurar el Tahuantinsuyu del imperio inca y la “patria grande” soñada por el Libertador Simón Bolívar.
Luciendo ya la medalla y la banda presidencial, Morales se dirigió con firmeza al Congreso boliviano para pedir un minuto de silencio en recuerdo de distintos líderes caídos en su historia, entre los que mencionó a Manco Inca, Tupak Katari, Ernesto ‘Che’ Guevara, Luis Espinal y “otros muchos”. Visiblemente emocionado, también incluyó en este homenaje a “los miles de cocaleros muertos de la región central del Chapare, por los ciudadanos de la ciudad de El Alto, por los mineros y los millones de seres humanos caídos en toda América”.
El flamante Mandatario boliviano aprovechó la oportunidad para recordar que 62% del pueblo boliviano son indios y, sin embargo, históricamente “han sido marginados, humillados, despreciados, condenados a la exclusión”. Morales hizo luego un llamado a vivir con igualdad, comprometiéndose a poner fin a políticas discriminatorias, “no con venganzas, porque el movimiento indígena originario no es excluyente, es incluyente”. “Tampoco estamos para seguir llorando por los 500 años, porque estamos en época de triunfo, de alegría, de fiesta”, agregó Morales en alusión a la colonización española.
Ovacionado con aplausos y con “pututus” (trompetas andinas), el Primer Mandatario sostuvo que ha llegado el momento de restaurar el Tahuantinsuyu del imperio inca y la “patria grande” soñada por el Libertador Simón Bolívar.
OBJETIVOS
Entre los objetivos que se marcó fue cambiar, en democracia, las políticas que concentran “el capital en pocas manos para que muchos se mueran de hambre”. En su discurso, Morales insistió en que lo que buscará es la unidad de su país, y hacer transformaciones económicas y políticas, de carácter progresista, como la nacionalización de los hidrocarburos y la convocatoria a una asamblea constituyente, prevista para julio, donde, a juicio del Presidente, se pondrá conseguir “una segunda independencia”. “En Bolivia, el modelo neoliberal no va”, afirmó.
No obstante, Morales se vio conciliador en su discurso y de hecho eximió de las críticas al Gobierno de Estados Unidos, con el cual, como líder de los cocaleros, tuvo duras confrontaciones. Al respecto, Morales agradeció la visita del secretario de Estado adjunto para Asuntos Latinoamericanos de Estados Unidos, Thomas Shannon, que encabezó la delegación de su país en la ceremonia, señalando que desde “el Gobierno de Estados Unidos y acabando en el Gobierno de Fidel Castro tenemos apoyo internacional”.
El Jefe de Estado boliviano expresó, además, sus deseos de trabajar junto al país norteamericano en la lucha contra el narcotráfico, pero advirtió que la cocaína no podía ser una excusa para “someter al pueblo”, por lo que esa lucha debía ser “sin chantajes, sin condicionamientos”. “La droga, la cocaína y el narcotráfico no es propio de la cultura andina. Apostamos por la cocaína cero y narcotráfico cero”, anunció.
Entre los objetivos que se marcó fue cambiar, en democracia, las políticas que concentran “el capital en pocas manos para que muchos se mueran de hambre”. En su discurso, Morales insistió en que lo que buscará es la unidad de su país, y hacer transformaciones económicas y políticas, de carácter progresista, como la nacionalización de los hidrocarburos y la convocatoria a una asamblea constituyente, prevista para julio, donde, a juicio del Presidente, se pondrá conseguir “una segunda independencia”. “En Bolivia, el modelo neoliberal no va”, afirmó.
No obstante, Morales se vio conciliador en su discurso y de hecho eximió de las críticas al Gobierno de Estados Unidos, con el cual, como líder de los cocaleros, tuvo duras confrontaciones. Al respecto, Morales agradeció la visita del secretario de Estado adjunto para Asuntos Latinoamericanos de Estados Unidos, Thomas Shannon, que encabezó la delegación de su país en la ceremonia, señalando que desde “el Gobierno de Estados Unidos y acabando en el Gobierno de Fidel Castro tenemos apoyo internacional”.
El Jefe de Estado boliviano expresó, además, sus deseos de trabajar junto al país norteamericano en la lucha contra el narcotráfico, pero advirtió que la cocaína no podía ser una excusa para “someter al pueblo”, por lo que esa lucha debía ser “sin chantajes, sin condicionamientos”. “La droga, la cocaína y el narcotráfico no es propio de la cultura andina. Apostamos por la cocaína cero y narcotráfico cero”, anunció.
VISITAS
A la asunción de Morales asistieron el Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva; el argentino, Néstor Kirchner; el peruano, Alejandro Toledo; el ecuatoriano, Alfredo Palacio; y el Príncipe Felipe de Asturias, en representación de España. También lo hicieron el paraguayo Nicanor Duarte, el venezolano Hugo Chávez, el colombiano Álvaro Uribe, el panameño Martín Torrijos, el esloveno Janez Drnovsek, el gobernante de las Antillas Holandesas, Etienne Néstor, y el jefe de Gobierno de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Mohamed Abdelaziz.
Asimismo, fueron invitados un centenar de personas, entre dirigentes de movimientos sociales e indígenas, partidos políticos y sindicatos de todos los continentes. Tras el acto en el Congreso de la Nación, el Presidente Morales se dirigió al Palacio de Gobierno para ser reconocido como capitán general de las Fuerzas Armadas para luego participar de una celebración popular en la Plaza de los Héroes de La Paz, escenario histórico de las protestas sociales y sindicales.

Asimismo, fueron invitados un centenar de personas, entre dirigentes de movimientos sociales e indígenas, partidos políticos y sindicatos de todos los continentes. Tras el acto en el Congreso de la Nación, el Presidente Morales se dirigió al Palacio de Gobierno para ser reconocido como capitán general de las Fuerzas Armadas para luego participar de una celebración popular en la Plaza de los Héroes de La Paz, escenario histórico de las protestas sociales y sindicales.
UN AYMARA EN EL PALACIO QUEMADO
El líder cocalero Evo Morales protagonizó una meteórica carrera política que lo llevó -el 2002- a pelear la Presidencia con Gonzalo Sánchez de Lozada y que hoy lo convirtió en el primer Presidente indio que asume como Presidente.
Como fundador del actual partido más grande de Bolivia, el Movimiento al Socialismo (MAS), Morales llegó al Congreso, pero no abandonó la dirección sindical, lo que le generó duras críticas. En 2002, cuando postuló por primera vez a la Presidencia, esa dualidad le supuso la expulsión del Congreso por una supuesta transgresión de la ética parlamentaria. Un castigo que, al contrario de lo presupuestado, terminó en bendición, ya que ese año consiguió un sorpresivo segundo puesto en las elecciones generales, por detrás de Gonzalo Sánchez de Lozada.
De ahí en adelante, lideró las movilizaciones callejeras y comenzó a perfilarse como el verdadero interlocutor de los sectores más excluidos de su país, logrando cristalizar ese apoyo en las elecciones municipales del 5 de diciembre de 2004, cuando los candidatos del MAS arrasaron. Desde allí el camino a disputar la Presidencia parecía claro, lo que finalmente hizo a fines del año pasado con éxito rotundo.

Como fundador del actual partido más grande de Bolivia, el Movimiento al Socialismo (MAS), Morales llegó al Congreso, pero no abandonó la dirección sindical, lo que le generó duras críticas. En 2002, cuando postuló por primera vez a la Presidencia, esa dualidad le supuso la expulsión del Congreso por una supuesta transgresión de la ética parlamentaria. Un castigo que, al contrario de lo presupuestado, terminó en bendición, ya que ese año consiguió un sorpresivo segundo puesto en las elecciones generales, por detrás de Gonzalo Sánchez de Lozada.
De ahí en adelante, lideró las movilizaciones callejeras y comenzó a perfilarse como el verdadero interlocutor de los sectores más excluidos de su país, logrando cristalizar ese apoyo en las elecciones municipales del 5 de diciembre de 2004, cuando los candidatos del MAS arrasaron. Desde allí el camino a disputar la Presidencia parecía claro, lo que finalmente hizo a fines del año pasado con éxito rotundo.

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