
"Universidades" privadas al banquillo
El que la acreditación de calidad de la educación superior no sea obligatoria ha puesto a las úes pagadas en entredicho. Algunos acusan que ésta sería una forma de discriminar a sus alumnos. También hay quienes piensan que seguirán respondiendo a una lógica de mercado. Otros piden un salvavidas ahora. Antes que las universidades se conviertan en el colegio mejor pagado.
El que la acreditación de calidad de la educación superior no sea obligatoria ha puesto a las úes pagadas en entredicho. Algunos acusan que ésta sería una forma de discriminar a sus alumnos. También hay quienes piensan que seguirán respondiendo a una lógica de mercado. Otros piden un salvavidas ahora. Antes que las universidades se conviertan en el colegio mejor pagado.
José Miguel Jaque
La Nación
La Nación
La meta de Sofía Basauri era alta: medicina. Pese a su puntaje nacional en matemáticas, no quedó del todo feliz con el resultado que obtuvo en la PSU porque no le alcanzó para la Católica y la U, sus primera opciones. “Subieron demasiado los puntajes. En la Chile quedé afuera por un punto”, cuenta. Finalmente, optó por matricularse en la Universidad de los Andes (UA).
La ex alumna del Colegio Grange dice que en su elección primaron los resultados de los egresados de esa casa de estudios en el Examen Médico Nacional 2005, donde la Universidad de los Andes obtuvo por segundo año consecutivo el 2° lugar detrás de la PUC (Pontificia Universidad Católica de Chile) y por encima de la casa de Bello. Sin embargo, no fue fácil elegir: el sesgo religioso de esa universidad la tenía algo inquieta. “Consideré eso. Salí de un colegio que era una burbuja y me metí a otra, lo tengo claro, pero voy a estudiar medicina y depende de mi mentalidad enganchar o no”, explica. “Yo no quería los Andes y sobre todo en medicina porque es una carrera más social. Ojalá sea abierta y no lo que dicen”.
“Lo que dicen” de la Universidad de los Andes puede resumirse en las palabras de la jefa de División de Educación Superior del Ministerio de Educación, Pilar Armanet, hace unos días, cuando criticó la enseñanza de elite de un grupo de instituciones privadas que se quedó voluntariamente a margen del proceso de acreditación y en consecuencia sus estudiantes no pueden postular a ayudas como el crédito con aval del Estado. “Este tipo de instituciones está orientada a un sector de la población que corresponde a los deciles más altos del quinto quintil y eso genera un espacio predilecto de educación de elite para una elite”, expresó Armanet. “A mí me parece que eso no es universitario, porque la universidad es por antonomasia el lugar donde se juntan la diversidad, sino no es universidad, sino la reproducción de un colegio. Y yo creo que en este país ya está bueno de ghettos”.
La ex alumna del Colegio Grange dice que en su elección primaron los resultados de los egresados de esa casa de estudios en el Examen Médico Nacional 2005, donde la Universidad de los Andes obtuvo por segundo año consecutivo el 2° lugar detrás de la PUC (Pontificia Universidad Católica de Chile) y por encima de la casa de Bello. Sin embargo, no fue fácil elegir: el sesgo religioso de esa universidad la tenía algo inquieta. “Consideré eso. Salí de un colegio que era una burbuja y me metí a otra, lo tengo claro, pero voy a estudiar medicina y depende de mi mentalidad enganchar o no”, explica. “Yo no quería los Andes y sobre todo en medicina porque es una carrera más social. Ojalá sea abierta y no lo que dicen”.
“Lo que dicen” de la Universidad de los Andes puede resumirse en las palabras de la jefa de División de Educación Superior del Ministerio de Educación, Pilar Armanet, hace unos días, cuando criticó la enseñanza de elite de un grupo de instituciones privadas que se quedó voluntariamente a margen del proceso de acreditación y en consecuencia sus estudiantes no pueden postular a ayudas como el crédito con aval del Estado. “Este tipo de instituciones está orientada a un sector de la población que corresponde a los deciles más altos del quinto quintil y eso genera un espacio predilecto de educación de elite para una elite”, expresó Armanet. “A mí me parece que eso no es universitario, porque la universidad es por antonomasia el lugar donde se juntan la diversidad, sino no es universidad, sino la reproducción de un colegio. Y yo creo que en este país ya está bueno de ghettos”.
“A LA DIVERSIDAD NO HAY QUE TENERLE MIEDO”
El profesor de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas y ex candidato a rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez, dice compartir el punto de Armanet. “Una cosa es la educación pluralista y diversa y otra es que exista la libertad para dejar de lado a sectores de la población con menos recursos”, dice. Según el académico, la discusión sobre el sistema universitario actual debe darse sobre el costo de la educación de calidad y el ambiente valórico en que debe ser educada la futura elite dirigente del país.
“Si no existe ese debate, nos vamos a encontrar con que en la educación superior de calidad va a pasar lo mismo que en la básica y media: la van a recibir sólo los que la pueden pagar”, explica. “El país necesita un sistema universitario donde esté representada la libertad, de lo contrario, nuestra elite dirigente se va a formar sesgada. A la diversidad no hay que tenerle miedo”.
Según Pérez, si este tema no se ve con una mirada del país que queremos, nos vamos a encontrar con que la educación de calidad va a ser para los más ricos. “Y eso no es el país que queremos”, insiste.
¿Por qué no se ha dado ese debate aún? “Porque hay demasiados intereses comprometidos y eso hace que, legítimamente, existan distintas miradas”, responde. Sin embargo, el académico pide que “cuando se dice que las universidades privadas no tienen fines de lucro y aparecen inversionistas comprándolas, por favor, no insulten mi inteligencia al decir que es pura filantropía”.
El profesor de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas y ex candidato a rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez, dice compartir el punto de Armanet. “Una cosa es la educación pluralista y diversa y otra es que exista la libertad para dejar de lado a sectores de la población con menos recursos”, dice. Según el académico, la discusión sobre el sistema universitario actual debe darse sobre el costo de la educación de calidad y el ambiente valórico en que debe ser educada la futura elite dirigente del país.
“Si no existe ese debate, nos vamos a encontrar con que en la educación superior de calidad va a pasar lo mismo que en la básica y media: la van a recibir sólo los que la pueden pagar”, explica. “El país necesita un sistema universitario donde esté representada la libertad, de lo contrario, nuestra elite dirigente se va a formar sesgada. A la diversidad no hay que tenerle miedo”.
Según Pérez, si este tema no se ve con una mirada del país que queremos, nos vamos a encontrar con que la educación de calidad va a ser para los más ricos. “Y eso no es el país que queremos”, insiste.
¿Por qué no se ha dado ese debate aún? “Porque hay demasiados intereses comprometidos y eso hace que, legítimamente, existan distintas miradas”, responde. Sin embargo, el académico pide que “cuando se dice que las universidades privadas no tienen fines de lucro y aparecen inversionistas comprándolas, por favor, no insulten mi inteligencia al decir que es pura filantropía”.
CLIENTE Y CONSUMIDOR
“Comparto lo que dice Pilar”, comenta Nicolás Pavez, ex presidente de la Confederación de Estudiantes de Universidades Privadas, Confesup, y de la Federación de Estudiantes de la UDP (Universidad Diego Portales, privada), quien recuerda sus intentos de formar centros de alumnos en los planteles de la Andrés Bello (UNAB) y Las Américas (ULA) “y tuvimos serios problemas. En estas universidades opera una lógica muy autoritaria, una lógica cliente y consumidor”.
Pavez lo explica por varios factores. “Curiosamente, las universidades que no se acreditan son las que tiene un sesgo religioso y político”. El ex dirigente recuerda que el Senado sepultó hace quince días el proyecto sobre acreditación obligatoria de la calidad de las instituciones de educación superior: “A la derecha le interesa que esto lo regule el mercado, no el Estado. Y pasa esto: tienes 45 carreras de Derecho, no hay parámetros observatorios del empleo y la realidad, y hay carreras que no sirve para nada”.
Eso sí, concluye que “es la misma autoridad la que deber regular eso de mejor manera. Es el Estado el que abre el camino de las universidades al mercado” y reconoce que el alumnado también tiene algo que decir. “Hay un tema cultural. Si siete de cada diez alumnos forman parte de la primera generación de su familia que va a la universidad, no van a perder el tiempo. Sólo le interesa ir, sacar su título y ganar plata”.
“Comparto lo que dice Pilar”, comenta Nicolás Pavez, ex presidente de la Confederación de Estudiantes de Universidades Privadas, Confesup, y de la Federación de Estudiantes de la UDP (Universidad Diego Portales, privada), quien recuerda sus intentos de formar centros de alumnos en los planteles de la Andrés Bello (UNAB) y Las Américas (ULA) “y tuvimos serios problemas. En estas universidades opera una lógica muy autoritaria, una lógica cliente y consumidor”.
Pavez lo explica por varios factores. “Curiosamente, las universidades que no se acreditan son las que tiene un sesgo religioso y político”. El ex dirigente recuerda que el Senado sepultó hace quince días el proyecto sobre acreditación obligatoria de la calidad de las instituciones de educación superior: “A la derecha le interesa que esto lo regule el mercado, no el Estado. Y pasa esto: tienes 45 carreras de Derecho, no hay parámetros observatorios del empleo y la realidad, y hay carreras que no sirve para nada”.
Eso sí, concluye que “es la misma autoridad la que deber regular eso de mejor manera. Es el Estado el que abre el camino de las universidades al mercado” y reconoce que el alumnado también tiene algo que decir. “Hay un tema cultural. Si siete de cada diez alumnos forman parte de la primera generación de su familia que va a la universidad, no van a perder el tiempo. Sólo le interesa ir, sacar su título y ganar plata”.
SÍ, SOMOS UNIVERSIDAD
Patricio Dussaillant, director de comunicaciones de la Universidad de los Andes, cuenta que en esa casa de estudios se enteraron de los comentarios de Pilar Armanet esa misma mañana. “Nos dolió. Especialmente que dijera que no éramos universidad”, dice. “Seguimos el proyecto de autonomía y las actas están firmadas en el ministerio con ella como jefa de Educación Superior. Y lo dijo justo en el proceso de admisión. Claro que nos molestó”.
“¿Si hay diversidad? Por supuesto”. Dussaillant recurre a los números. Dice que la universidad ofrece mil 60 vacantes y “postularon cinco mil alumnos de 550 colegios diferentes. Los matriculados vienen de 250 colegios y sólo por el criterio del puntaje, sin entrevistas. Eso es diversidad”, dice. “Nos interesan los buenos alumnos, no de donde vengan. Sería muy poco cristiano no recibir a los no cristianos”.
Dussaillant reconoce que la UA no ha participado del proceso de acreditación voluntaria, pero asegura que a esa casa de estudios le interesa el tema. “Somos partidarios de hacerlo pero esperaremos que la ley de acreditación esté vigente”. Sobre la ausencia de becas con aval del Estado que estarían a disposición de los alumnos si estuviera acreditado, el personero explica que “este año distribuiremos 800 millones de pesos en becas y el 20 por ciento de nuestros alumnos recibe algún tipo de beneficio. Además, no somos de las privadas más caras”.
Finalmente, reconoce que del sesgo Opus Dei los persigue. “Puede ser por los prejuicios que circulan. Hay gente que cree que los obligamos a ir a misa y en el oratorio no cabe ni un curso”.
Patricio Dussaillant, director de comunicaciones de la Universidad de los Andes, cuenta que en esa casa de estudios se enteraron de los comentarios de Pilar Armanet esa misma mañana. “Nos dolió. Especialmente que dijera que no éramos universidad”, dice. “Seguimos el proyecto de autonomía y las actas están firmadas en el ministerio con ella como jefa de Educación Superior. Y lo dijo justo en el proceso de admisión. Claro que nos molestó”.
“¿Si hay diversidad? Por supuesto”. Dussaillant recurre a los números. Dice que la universidad ofrece mil 60 vacantes y “postularon cinco mil alumnos de 550 colegios diferentes. Los matriculados vienen de 250 colegios y sólo por el criterio del puntaje, sin entrevistas. Eso es diversidad”, dice. “Nos interesan los buenos alumnos, no de donde vengan. Sería muy poco cristiano no recibir a los no cristianos”.
Dussaillant reconoce que la UA no ha participado del proceso de acreditación voluntaria, pero asegura que a esa casa de estudios le interesa el tema. “Somos partidarios de hacerlo pero esperaremos que la ley de acreditación esté vigente”. Sobre la ausencia de becas con aval del Estado que estarían a disposición de los alumnos si estuviera acreditado, el personero explica que “este año distribuiremos 800 millones de pesos en becas y el 20 por ciento de nuestros alumnos recibe algún tipo de beneficio. Además, no somos de las privadas más caras”.
Finalmente, reconoce que del sesgo Opus Dei los persigue. “Puede ser por los prejuicios que circulan. Hay gente que cree que los obligamos a ir a misa y en el oratorio no cabe ni un curso”.

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