
Sres.
Unión Demócrata Independiente
Presente.
Primero que todo, y como manda la correspondiente honestidad, quisiera indicarles que no soy coideario de vuestro partido político. Por ello, lo confieso, difícilmente tendrán misivas mías, así que no se preocupen mayormente.
Siempre he creído en el resarcimiento de las personas, y en este sentido vuestra participación dentro del gobierno de facto del general (r) Augusto Pinochet la he querido comprender más bien dentro del contexto mefistofélico de la Guerra Fría, dentro del cual nuestro país se vio inmerso, que producto de su convicción ascendrada respecto a considerar hasta el paroxismo a sectores importantes de la sociedad chilena como absolutos enemigos, calificándolos dentro de todos aquellos epítetos que las autoridades de la época lanzaron contra ellos (desde 'ratas' hasta 'humanoides'...son expresiones que, lamentablemente, forman parte de la memoria histórica de todos y cada uno de los chilenos, y ninguno de nosotros las puede desmentir). Sin embargo, en estos días se han producido declaraciones de vuestra candidatura a la presidencia de Chile que son poco, mejor dicho nada de afortunadas. Y son aquellas referentes a la pretensión de construir una 'isla-cárcel', indicando incluso presupuesto para construirla,lo que a todas luces asigna la calidad de una idea preconcebida y 'elaborada' por parte de vuestro candidato, y no sólo una medida desesperada, producto del retroceso de liderazgo que el señor Lavín ha experimentado en las encuestas (vox populi, vox dei).
Como estudiante de Derecho, quisiera comprender las palabras del candidato de marras como propias de una persona que, por un lado, se está dejando llevar por la visceralidad y no por la racionalidad, y por otro lado de una persona cuyas directrices formativas se han encuadrado dentro de las ciencias exactas (él es ingeniero) y no por ciencias humanistas, y menos por una formación jurídica. Si el señor Lavín tuviese un mínimo de formación jurídica, entendería perfectamente que sus palabras se encuadran dentro de un pensamiento total, y afortunadamente, desfazado por los estudios referentes al Derecho Penal y a la Criminología, que dichas palabras se contextúan mas bien dentro de las ideas próximas a la Edad Media, pues pronto ya en el siglo XVII llegaron la obra de revolucionarios tremendos de las ciencias penales, como Beccaría, Howard, Marat (si, el mismo de la Revolución Francesa de 1789....siendo médico, fue mucho más claro que los 'ingenieros' de hoy), Lardizabal, Feuerbach (Anselm Ritter von, aunque con suerte su candidato conozca a Ludwig Feuerbach..si saben de quién les hablo), Carrara, Von Liszt, y modernamente Jiménez de Asúa, Baratta, Ferrajoli, Bettiol y Zaffaroni.
Como ciencia social, el Derecho y las Ciencias Jurídicas avanzan, evolucionan y progresan. Por tanto, pregúntese porqué ningún penalista y criminólogo que se aprecie de tal asumen ni siquiera como broma las ideas que tienen el señor Lavín, porqué las principales convenciones e instrumentos jurídicos internacionales (no me vengan con esa imbecilidad de la soberanía, absoluta...eso déjenselo a los neófitos, y si los dirigentes máximos de vuestro partido lo son, qué se puede esperar del resto de la militancia?) son absolutamente respetuosas de los derechos humanos (¿entienden bien que no es una entelequia inventada por el 'comunismo internacional'?), y en ellos se incluyen tanto a las personas que han delinquido como a las que nunca lo harán...además, si el señor Lavín habla de 'gente honrada y honesta', quisiera que señalase, por lo menos, que personas como el señor Pinochet (y todo su entorno), que ya no califican en ese cuadro, reciban las sanciones penales correspondientes, y no se escudan bajo figuras de poco sustento y ya desprestigiadasn dentro del foro legal. Por lo demás, está demostrado por las ciencias penales y criminológicas que muchas de las influencias que inducen a la delincuencia son las tremendas inequidades sociales y económicas que tienen los países acosados por el flagelo de la delincuencia.
Hay una cuestión básica y de fondo. La UDI, como partido político, tiene derecho a expresar su opinión dentro del marco de sociedad democrática y pluralista que todos los chilenos necesitamos reconstruir. Pero otra cosa es pretender buscar argumentos apropiándose del miedo que les puedan incubar a la población. Chile, los chilenos, necesitamos crecer y darnos la posibilidad de escoger un Chile en que la justicia y equidad social sean el basamentro constructivo de las líneas gubernamentales. Las propuestas de personas como vuestro candidato sencillamente son ajenas a dichas necesidades, y representan la clásica postura de los sectores más recalcitrantes que, en busca de la mentada 'paz social' que sólo a unos pocos les convienen, pretenden inocular en la población. Si la UDI, y su candidato creen que por esa vía pueden conseguir los votos necesarios para ganar el poder político que involucra la presidencia de Chile, se equivocan. El pueblo se los demostrará en las urnas.
*PD: esta es la copia original de la Carta enviada, con fecha 10 de octubre de 2005, por correo electrónico a la página web de la UDI, del semanario 'El Siglo' de Santiago de Chile, del Partido Humanista de Chile, y al diario 'La Nación' de Santiago de Chile.
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