Mi vocación "patipeladesca" empezó de adolescente. Claro, uno de guagua ama andar a pie pelao, e incluso cuando cabro uno tenía los zapatos y/o los calcetines con hoyos; pero cuando vivía en Isla de Pascua amaba usar zapatillas sin calcetines (lo que provocaba la ira formalista de mi papá).
Mucho tiempo después, empecé a usar sandalias, de esas tipo franciscanas, y las usaba indistintamente con o sin calcetines, dependiendo si hacía o no frío; incluso, en un examen escrito de Derecho en la UNAM fui con mis formales y lustradas sandalias (que no es lo mismo que unas condoritas o chanclas), y el profesor no encontró nada mejor que preguntarme si yo seguía algún hábito o condición especial (¿religioso, sería?) que justificase tal situación, y, como le dije que no era el caso, y al no haber razón plausible para sacarme de la sala, tuvo la obligación de dejarme no sólo seguir en la sala, sino también hacer el examen (para, posteriormente, aprobarlo).
Ahora me debo un par decente de sandalias. Así que si usted me ve con unos formales zapatos lustrados, no saque conclusiones erradas: detrás de toda la careta "abogadil", subyace un confeso sandalístico y patipelado, a mucha honra.
Lunes 28 de noviembre de 2005 ¿Dónde estás, Francisco? Las hermanas Catalán Avello no bajan los brazos. A un año de la desaparición de su hermano menor, luego de involucrarse con una prostituta, aseguran que van a seguir buscando, golpeando puertas y protestando como lo han hecho frente a Investigaciones. Ahora quieren cita con Clara Szczaranski. José Miguel Jaque La Nación Margarita , Angélica y Fabiola dicen que en la velatón del sábado en la noche, una especie de alivio les recorrió el cuerpo. Por primera vez desde que iniciaron la incesante búsqueda de su hermano Francisco Catalán Avello , desaparecido hace un año, una pequeña multitud se hizo parte de su dolor y angustia. Las tres hermanas se sintieron acompañadas. Sólo bastó un abrazo silencioso y una vela encendida. “Se cumplió un año, pero para mí fue un día como cualquier otro, con la misma pena. Y sigo esperando que aparezca Francisco... como todos los días” , cuenta Fabiola la mañana del domingo, luego de una jornada que
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