
Allende supo sentir y representar, siendo de extracción social diversa, los anhelos históricos del Chile profundo, intenso, verdadero. No podemos resumirlo o remitirlo al trienio '70-'73; tampoco a su tiempo de lucha entre 1931 y 1973. Allende representa para Chile el anhelo de libertad de nuestros aborígenes tras Lautaro, la voz de identidad del Abate Molina, la llamarada de nuestra Independencia, los intentos revolucionarios de Francisco Bilbao y Santiago Arcos, el espíritu visionario de Balmaceda, la organización y lucha de Luis Emilio Recabarren, los obreros inmolados en la Escuela Santa María de Iquique, el proceso social que se logra en el siglo XX, las luchas más tenaces y consecuentes contra la Tiranía, y nuestros nuevos retos por lograr, verdaderamente un Chile democrático, solidario, humano, justo, frente a tanta traición, conformismo y consumismo.
Por eso Salvador Allende es una constante cuando pensamos en los verdaderos valores que encarnó, y debe hacer surgir, Chile. No es una mera añoranza de un sueño roto o frustrado, como pretende hacer creer e imponer la derecha, cuando indica que la Revolución Chilena estaba condenada al fracaso; jamás podemos transar cuando se trata de ser más humanos, más personas, y querer construir un país que encarne dichos valores.Tampoco en pensar que hubiésemos sido de aquellos 'socialismos reales' que tuvieron que mirar para atrás cuando cae el muro de Berlín. Allende se dio cuenta de que nuestra identidad como chilenos no conjuga sino con valores democráticos, y su actuar político-social es consecuencia de aquello. Su Presidencia no es mas que la ampliación democrática, representativa y participativa de los sectores históricamente excluidos, y las truncadas (por el Golpe) reformas constitucionales encarnaban esos paradigmas.
Por eso Salvador Allende es una constante cuando pensamos en los verdaderos valores que encarnó, y debe hacer surgir, Chile. No es una mera añoranza de un sueño roto o frustrado, como pretende hacer creer e imponer la derecha, cuando indica que la Revolución Chilena estaba condenada al fracaso; jamás podemos transar cuando se trata de ser más humanos, más personas, y querer construir un país que encarne dichos valores.Tampoco en pensar que hubiésemos sido de aquellos 'socialismos reales' que tuvieron que mirar para atrás cuando cae el muro de Berlín. Allende se dio cuenta de que nuestra identidad como chilenos no conjuga sino con valores democráticos, y su actuar político-social es consecuencia de aquello. Su Presidencia no es mas que la ampliación democrática, representativa y participativa de los sectores históricamente excluidos, y las truncadas (por el Golpe) reformas constitucionales encarnaban esos paradigmas.
Esta es la razón por la que Salvador Allende trasciende nuestras fronteras y se transforma en simbolo de lucha de los pueblos latinoamericanos en busca de su verdadera independencia. Las conquistas populares en estos últimos lustros en Venezuela, Paraguay, Ecuador, y recientemente ratificadas en Bolivia, son herederas ciertas de aquella 'Vía Chilena al Socialismo' (que tanta impresión de 'ingenuidad' alienta la burguesía y aquellos 'izquierdistas' devenidos en 'modernos' y condescendientes con el gran capital nacional e internacional), demostrando que la conciencia popular, cuando es capaz de organizarse y utilizar los instrumentos de la democracia, logra superar los obstáculos y obtener legitimidad.
No faltará el marxista ortodoxo que me dirá que la burguesía es siempre agresiva, que no se deja ganar fácilmente, que mire lo qué pasó en Chile, bla, bla, bla. Sí, si se.... Pero, ¿hasta que momento podemos dejar los sueños de lado, de dejar de asombrarnos, de querer ser sencillamente más human@s y mirarnos a nosotros, a nuestro entorno, al prójimo, antes que a nuestra billetera (chequera en el argot actual....)? Ese es el reto; y es ahí donde cabe Salvador Allende en la actualidad. Porque no se trata de un personaje líder de una experiencia frustrada. Para todos los que creemos en la necesidad de un Mundo mejor, cualquiera sea la latitud de donde seamos o nos encontremos, Allende es guía de certeza, moral, social, revolucionaria. ¡¡¡Y con cuánta razón mas para quienes somos chilen@s!!!
Por eso no me cansaré de escribir textos como estos, donde me doy cuenta que siento, que quiero, que odio, que amo, que estoy vivo. Y Allende, para quienes creemos en la política como servicio público y puntal de días mejores, seguirá siendo eje esencial.
Guayaquil (Ecuador), enero 31 de 2009.
No faltará el marxista ortodoxo que me dirá que la burguesía es siempre agresiva, que no se deja ganar fácilmente, que mire lo qué pasó en Chile, bla, bla, bla. Sí, si se.... Pero, ¿hasta que momento podemos dejar los sueños de lado, de dejar de asombrarnos, de querer ser sencillamente más human@s y mirarnos a nosotros, a nuestro entorno, al prójimo, antes que a nuestra billetera (chequera en el argot actual....)? Ese es el reto; y es ahí donde cabe Salvador Allende en la actualidad. Porque no se trata de un personaje líder de una experiencia frustrada. Para todos los que creemos en la necesidad de un Mundo mejor, cualquiera sea la latitud de donde seamos o nos encontremos, Allende es guía de certeza, moral, social, revolucionaria. ¡¡¡Y con cuánta razón mas para quienes somos chilen@s!!!
Por eso no me cansaré de escribir textos como estos, donde me doy cuenta que siento, que quiero, que odio, que amo, que estoy vivo. Y Allende, para quienes creemos en la política como servicio público y puntal de días mejores, seguirá siendo eje esencial.
Guayaquil (Ecuador), enero 31 de 2009.
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