Ir al contenido principal
El huevo de la serpiente
Eduardo Carrasco Pirard (miembro y Director del grupo Quilapayún)
Abril de 2007

Las imágenes que todos hemos podido ver a través de la televisión y otros medios de comunicación mostrando la existencia en Chile de grupos de fanáticos autodenominados “neonazis”, gritando consignas hitlerianas a voz en cuello y mostrando sus banderas e insignias con la cruz gamada, nos han permitido constatar hasta qué punto hay confusión en algunos sectores juveniles de nuestro país. Esto indica que la idea de la democracia, de los derechos ciudadanos, y de los derechos humanos en general, está lejos todavía de ser asumida por todos nuestros compatriotas como una base fundamental de nuestra convivencia. Es cierto que la reivindicación desembozada de ideas tan desprestigiadas da una idea de la ignorancia y el desvarío en el que viven los que todavía se atreven a sostenerlas, pero es importante tener presente también cómo éstos hechos han sido recibidos por nuestra sociedad y, sobretodo, cómo han sido difundidos en los medios.
Puesta la atención en esto último, el balance de ignorancia e irresponsabilidad va mucho más allá de lo que pudiéramos desear y muestra una situación que a la larga puede tener derivaciones explosivas. Primero, porque es preocupante que haya sido únicamente la comunidad judía la que ha expresado claramente su repulsa frente a estos grupos, como si el nacionalsocialismo fuese una amenaza exclusiva para las personas de origen judío y no para la sociedad en general, cuestión que debiera comprometernos a todos los que estamos defendiendo el estado de derecho y los valores de una ciudadanía democrática. Y segundo, porque la imagen inocente y confiable de estos individuos que se ha pretendido mostrar en algunos medios, donde estos grupos aparecen expresando sus barbaridades con todo desparpajo es completamente equivocada y no se hace cargo del verdadero peligro que siempre habrá detrás de estas definiciones; al invitarlos a foros faranduleros en los que normalmente se oponen puntos de vista diferentes sobre diversos problemas sociales o políticos, al abrirles tribuna en revistas y periódicos como si fuera la última tendencia de la moda juvenil, se muestra al nacional socialismo como si este fuera una opción más de pensamiento político entre las muchas que puede ofrecer hoy día muestra sociedad, cuando en realidad se trata de una fuerza que intenta destruir las bases mismas de la política, para reemplazarlas por regímenes autoritarios que buscan legitimar la violencia y la discriminación.

Por eso, es importante recordarles a los chilenos una vez más qué significa realmente el nacional socialismo, cosa que de olvidarse, puede inducir a muchos a tomar caminos sin salida o cuya salida no es otra que el desastre, la arbitrariedad y el crimen. En realidad, si hubiera que definir de un modo preciso qué significa el “nacional socialismo” nos encontraríamos en graves aprietos, pues a diferencia de idearios políticos como el liberalismo, el comunismo o el socialismo, el nazismo no posee referentes ideológicos originales, claros, rigurosos y coherentes. La idea de unir el nacionalismo al socialismo fue formulada a fines de siglo por Adolf Stöcker y Friedrich Naumann en Alemania y tuvo una mínima influencia tanto en grupos derechistas como izquierdistas hasta el fin de la Primera Guerra Mundial, fecha en la que comienza su expansión a partir de la acción de Hitler y sus colaboradores. La idea de “raza”, que parece central en la definición de esta ideología, tiene su origen en los escritos de Gobineau y Chamberlain y fue posteriormente retomada por Spengler y Rosenberg, aunque en cada caso con diferentes incidencias de tipo político. Esta idea, siempre expresada de manera muy imprecisa y en cada caso con muy diferentes connotaciones, mezcla características biológicas y antropológicas con valoraciones éticas, políticas y culturales, sin fundar en ningún argumento sólido de qué manera podrían relacionarse estos aspectos. La prueba de la confusión de estas ideas, que finalmente sellaron el destino de millones de personas, son las interminables discusiones que tuvieron los legisladores alemanes que se ocupaban en redactar las “Leyes de Nürenberg” acerca de a quién debía considerarse “un judío”, cuestión que no llegó a zanjarse nunca de una manera unánime, pero que no por eso dejó de causar la suma más gigantesca de dolor que ha vivido la humanidad en toda su historia. La ausencia de una claridad programática fue también otro de los elementos de los cuales Hitler se aprovechó para tomar medidas políticas oportunistas, muchas veces contradictorias entre sí y justificadas únicamente por ansias de poder o afanes expansionistas. Algunas veces apoderándose de consignas izquierdistas, para posteriormente hacer políticas más bien de ultraderecha, y otras veces, al revés, tomando reivindicaciones conservadoras para justificar políticas reformistas. Si bien, durante su mandato fueron muchos jerarcas nazis los que exigieron mayor claridad, Hitler se mantuvo finalmente en la afirmación de sus propuestas del Programa Nacional Socialista promulgado en Munich en 1920, el cual, debido a su vaguedad, permitía toda suerte de interpretaciones y le dejaba al dictador las manos libres para hacer lo que él mismo finalmente decidiera. A pesar de estas imprecisiones, puede configurarse una mínima coherencia en el nacional socialismo en los siguientes lineamientos:
*Una crítica a la democracia parlamentaria y al liberalismo, considerados como la causa de todos los males del siglo. La búsqueda de la instauración de un Estado autoritario con amplios poderes sobre la economía y la política externa, pero también sobre la vida privada de los ciudadanos;
* La idea racista, según la cual debe buscarse una identificación entre pueblo, cultura y raza, excluyendo de la sociedad a todos los individuos que se consideren exteriores a ella. Frente a la diversidad característica de las sociedades contemporáneas, el intento de constituir una sociedad que excluya a los ciudadanos que no tengan las características físicas o biológicas definidas como “puras”;
* Como corolario de esta funesta idea, el antisemitismo, monstruosidad ideológica que consiste en atribuir a la existencia de los judíos dentro de la sociedad la responsabilidad de todos los males sociales; y,
* Finalmente, la visión geopolítica según la cual todo pueblo tiene derecho a conquistar el “espacio vital” que requiere para desarrollarse, con lo cual cualquier acción de conquista queda justificada. Así quedan abolidas las normas de derecho internacional, estableciéndose la fuerza como única modalidad de relación entre los pueblos. De aquí viene la legitimación de la guerra como forma adecuada de llevar a cabo esta conquista.




Esta nebulosa ideológica, hecha más de prejuicios que de verdaderas ideas, se presenta sin embargo a la luz pública como un fenómeno sociopolítico con una clara imagen mediática: brazaletes con la cruz gamada, ademanes de celebración con consignas hitlerianas, vestimentas militares, acciones de violencia en contra de minorías demonizadas, actitudes agresivas, cantos, juramentos, ordenamientos de milicia, etc. En los nazis criollos la vocación a la confusión no puede ser más flagrante: jóvenes morenos, de rostros claramente mestizos, que en la Alemania de Hitler por su apariencia habrían sido directos candidatos a engrosar las filas de los destinados al crematorio, aquí, sin embargo, aparecen cantando “Ich hatte ein Kamarad” en un ambiente de suburbio santiaguino y levantando el brazo con el ceño fruncido para saludar con devoción su admirada bandera.
El nazismo, más que como un auténtico posicionamiento político aparece entonces como una reacción irracional y casi necia frente a determinados problemas que no llegan a perfilarse en un análisis claro y que conducen a los individuos que los viven a reacciones de piel, no elaboradas intelectualmente. Las situaciones que favorecen el surgimiento de estas reacciones y las características de estas últimas son ya conocidas:
* En primer lugar, un sentimiento de crisis social y moral frente a la cual las soluciones tradicionales aparecen invalidadas;
* En segundo lugar, la necesidad de configuración de grupos que en cierto modo reproducen la forma de organización militar, en los cuales el individuo se inclina ante el poder superior de un líder al que se le reconocen derechos superiores a los del resto del grupo. Se puede hablar aquí de una vocación de esclavitud y de renuncia a la independencia personal en aras de la consecución del “objetivo supremo”, justificado en forma absoluta por la indignación que causa la situación de crisis, la impotencia de las autoridades legítimas frente a ella o la supuesta debilidad de su repuesta;
* En tercer lugar, la sensación de que la situación de crisis que desencadena la acción recae en los componentes del grupo, transformándolos en víctimas. Tal situación justifica la respuesta de éstos por cualquier medio, y los pone en un terreno ubicado “más allá del bien y del mal”, legitimando toda forma de violencia con tal de reparar la afrenta causada.
en cuarto lugar, la sensación de que los problemas que aquejan a la sociedad se deben a una influencia negativa que viene del extranjero o a minorías a las que se les atribuye una responsabilidad en ellos;
* Consecuentemente con ello y en quinto lugar, la peregrina idea de que todo se resuelve en la medida en que la sociedad alcance una integridad más sólida sobre la base del reconocimiento de su identidad racial. Qué relación puede tener una comunidad de carácter biológico con los problemas sociales y políticos, eso no se explica;
* La exigencia de autoridad, tanto a nivel de la organización del grupo, como a nivel más general de la sociedad. Una autoridad fuerte es lo que asegura el éxito en las finalidades que se busque conseguir. Esto viene a traducirse en la búsqueda de un caudillo, que mande dictatorialmente y al cual el conjunto de los ciudadanos debe obedecer sin vacilar;
* El desprecio del mundo artístico e intelectual y de toda instancia en que se exprese una racionalidad (“Cuando escucho la palabra “cultura”, saco mi pistola”). Enaltecimiento de la voluntad por encima de todas las otras instancias que rigen la conducta humana;
* Exaltación de la violencia justificada por los “ideales” del grupo. La violencia no sólo es legítima, sino además deseable, en cuanto es a través de ella que se demuestra el grado de sumisión a la voluntad colectiva;
* La sensación de pertenecer a un pueblo elegido y con derecho a dominar a otros pueblos sin limitaciones de ningún género de ley divina ni humana, derecho que se justifica exclusivamente por la violencia y el dominio ejercido.

Estas “ideas”, como puede observarse, atentan directamente en contra del régimen democrático y por ello no puede considerarse legítimo que ellas se exhiban en los medios de difusión masiva ubicadas en el mismo plano que otras que se integran a él aunque pretendan modificarlo sin destruirlo. El nazismo busca directamente la destrucción de todo lo que el ser humano ha intentado erigir trabajosamente a través de siglos de historia: en primer lugar el sentimiento mismo de la universalidad de lo humano, la idea consagrada en todas las constituciones democráticas de que todos los hombres nacen libres e iguales y de que los derechos que surgen de esta condición no pueden ser avasallados, la idea de que el espíritu, la razón y la ciencia son las instancias rectoras de la conducta humana porque son ellas las únicas sustentadoras de verdaderos consensos, instancias que deben ser cultivadas y respetadas, la idea de que el desarrollo de los pueblos nace de la comunidad de esfuerzos de todos los ciudadanos y compete a todos ellos sin exclusión, la idea de que la grandeza de una nación reside en el cultivo de sus valores espirituales que hacen a los hombres más libres, pero también más solidarios entre sí, la idea de que la cultura es la finalidad de todos los procesos sociales, pues no existen finalidades trascendentes que puedan compartirse que no sean las que los propios hombres en el respeto mutuo puedan darse.
Que en nuestro país hayan comenzado a surgir estas tendencias es una advertencia hacia todos los responsables de que nuestra democracia salga adelante. La experiencia histórica demuestra que estos grupos surgen cuando las democracias comienzan a debilitarse, cuando las instituciones que se dice que funcionan, en realidad no funcionan, cuando en la sociedad existen sectores que comienzan a sentirse ajenos al proceso, cuando las deficiencias educacionales le dan paso a la legitimación de la barbarie, cuando la ignorancia y la estupidez se pavonean con desparpajo frente a la serenidad y la sabiduría, cuando los lazos de solidaridad ciudadana se relajan y cuando la liviandad y el contingentontismo de los medios comienza a perder la ruta y a no saber distinguir entre lo grave y lo superficial, lo verdadero y lo falso, lo nimio y lo peligroso. La serpiente cuando está en el huevo parece un bichito insignificante y hasta simpático. Cuando silenciosamente sale del huevo y comienza a hacer lo suyo, el proceso no para hasta que la destrucción es total. Pregúntenselo a los alemanes.

Entradas más populares de este blog

A UN AÑO DE LA MISTERIOSA DESAPARICIÓN DE FRANCISCO CATALÁN

Lunes 28 de noviembre de 2005 ¿Dónde estás, Francisco? Las hermanas Catalán Avello no bajan los brazos. A un año de la desaparición de su hermano menor, luego de involucrarse con una prostituta, aseguran que van a seguir buscando, golpeando puertas y protestando como lo han hecho frente a Investigaciones. Ahora quieren cita con Clara Szczaranski. José Miguel Jaque La Nación Margarita , Angélica y Fabiola dicen que en la velatón del sábado en la noche, una especie de alivio les recorrió el cuerpo. Por primera vez desde que iniciaron la incesante búsqueda de su hermano Francisco Catalán Avello , desaparecido hace un año, una pequeña multitud se hizo parte de su dolor y angustia. Las tres hermanas se sintieron acompañadas. Sólo bastó un abrazo silencioso y una vela encendida. “Se cumplió un año, pero para mí fue un día como cualquier otro, con la misma pena. Y sigo esperando que aparezca Francisco... como todos los días” , cuenta Fabiola la mañana del domingo, luego de una jornada que ...

La red de protección del tío Paul

Domingo 22 de enero de 2006 LOS REVELADORES CAPÍTULOS DEL LIBRO “LOS AMIGOS DEL ‘DR.’ SCHÄFER". Políticos, ministros, abogados, empresarios, doctores y hasta el cura Hasbún pasaron alguna vez por Villa Baviera, compartieron un banquete en Bulnes o escucharon embelesados el coro de niños. Una investigación, recién publicada por Editorial Debate, de los periodistas Claudio Salinas y Hans Stange revisa los profundos nexos entre civiles y miembros del Estado con Villa Baviera. “Todos tienen su precio”, solía decir el jerarca. Por Claudio Salinas y Hans Stange La ex ministra de Justicia Mónica Madariaga (en la foto de la izquierda, quien también es prima del dictador Pinochet ) fue una de las más fervientes admiradoras de Paul Schäfer y su 'obra' . Sus palabras son elocuentes: “Sin ser alto, era imponente, de muy buen físico. Pese a su defecto visual, era extremadamente buenmozo. Muy bien vestido, con una presencia cuyo halo invade. No pasa inadvertido. Él llena espacios” . La ...

HISTORIAS DE CHILENOS PERDIDOS EN EL ANONIMATO

Domingo 27 de noviembre de 2005 Desaparecer sin apellido Durante diez días, la búsqueda de Chago Errázuriz sacudió a la opinión pública. Sandra Tolosa hizo lo propio arrodillándose ante el general Cienfuegos para que hallara a su hijo José Miguel Carrasco. Pero hay cientos de chilenos que se pierden en silencio y engordan las cifras de la Policía de Investigaciones. Dolor, angustia y desolación es la realidad que puede caer sobre sus hombros un día cualquiera. Carla Alonso La Nación “La Pascua no es igual sin él. Cenamos y las lágrimas caen encima de los platos. En Año Nuevo, la gente sale a la calle, se saluda y nosotros nos quedamos encerrados. ¿Para qué vamos a fingir que tenemos felicidad si por dentro estamos destruidos?” , relata Luisa Ruiz (en la foto) con un dejo de amargura. Ella perdió a su hijo Jordan Fernández hace casi ocho años. El joven tenía 15 cuando desapareció en un liceo de La Unión, donde estaba interno. Su padre, Ruperto Fernández (en la foto, a la izquierda),...